jueves, 2 de junio de 2011

2012

Básicamente 2012 es la historia de una familia con el fin del mundo en sus talones (y no es una forma de hablar, sino literal), y también de un montón de gente despidiéndose por teléfono. La receta de la peli es intentar resultar trepidante con gente corriendo, y conmovedora con gente llorando. Tiene razón el crítico Roger Ebert cuando dice que todo el que compra una entrada puede imaginar lo que le espera, y en ese sentido no decepciona. El planeta se desploma, se desploma de forma razonablemente creíble, y en lugar de resultar aterrador, el asunto resulta bastante divertido. Los habrá decepcionados porque no resulta aterrador, y los habrá encantados de que resulte divertido. Que aquí hay gente para todo, aunque en el film no haya plazas para todos. Como era de esperar, de los innumerables efectos especiales uno acaba bastante saturado, y personalmente me quedo con el del coche entrando por una cristalera de un edificio que se colapsa, y saliendo por el otro lado. Pero esperen... que quizá ése no sea ni efecto especial, que el coche era de verdad. Me han debido traicionar mis ansias de realidad, exhaustas ante unos CGI persiguiéndome los talones.

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